12 oct 2006

Recuerdos

Era un jardín sonriente,
era una tranquila fuente de cristal,
y era a su borde asomada
una rosa inmaculada de un rosal

Era un viejo jardinero
que cuidaba con esmero del vergel
y era la rosa un tesoro
de más quilates que el oro
para él

A la orilla de la fuente
un caballero pasó
y a la rosa, dulcemente
de su tallo separó

Al notar el jardinero
que faltaba del rosal
lloraba así, plañidero
temeroso de su mal

-Rosa, la más delicada
que por mi amor cultivada nunca fue
rosa, la más encendida
la más fragante y pulida que cuidé,
blanca estrella que del cielo,
curiosa de ver el suelo, resbaló
a la que una mariposa,
de mancharla temerosa,
no llegó.

¿Quién te quiere? ¿Quién te llama
por tu bien o por tu mal?
¿Quién te llevó de la rama,
que no estás en el rosal?....


Esta noche con la tormenta no podía dormir, y para tranquilizarme recitaba esta poesía de la hermanos Alvarez Quintero, que me tuve que aprender de memoria de pequeña, para recitarla un fín de curso. Me salió regular, porque yo era muy tímida, pero de tanto repetirla hasta soñaba con ella. Y, lo que son las cosas, tantísimos años después, todavía me sirve para no tener pensamientos circulares en mis noches de insomnio.

3 comentaris:

Nerim dijo...

Vaya memoria, yo soy incapaz de acordarme de tantas cosas. La poesia es preciosa.Me tendre que aprender una yo tambien, a ver si asi evito los pensamientos circulares, porque hay noches que el sueño no llega y los pensamientos negativos se acomodan en mi cama.

Estrella dijo...

Preciosa poesía, tengo debilidad por ellas aunque no soy buena escribiéndolas. Mi poeta favorito es Gustavo Adolfo Bécquer, tiene una especial significación para mí pues comencé a leerlo en uno de los momentos más cruciales de mi vida.

Elbereth dijo...

jajajaja, que guapa...y que bueno que te sirva de mantra...Yo sólo recuerdo una, y porque la bordé en un cuadro de punto de cruz que tengo sin terminar, debía tener como 15 años y ya lo hice para un futuro hijo...es de Machado y es preciosa:

"El hada más hermosa ha sonreído, al ver la lumbre de una estrella pálida, que en hilo suave, blanco y silencioso, se enrosca al huso de su rubia hermana.
Y vuelve a sonreir porque en su rueca, el hilo de los campos se enmaraña. Tras la tenue cortina de la alcoba, está el jardín envuelto en luz dorada.
La cuna casi en sombra, el niño duerme. Dos hadas laboriosas lo acompañan, hilando de los sueños los sutíles copos, en ruecas de marfil y plata"

La recito y me sigue proporcionando el mismo placer dulce y tierno.