El otro día, en clase de tai-chi, mi amiga Roser me regaló esta mimosa. Voy a ver si la cuido como se merece y crece y crece...
Como no me puedo mover, la ha transplantado Enrique y le he pedido que le haga una foto.
Ahora, al ver la foto, he recordado a Canuto, un canario que teníamos cuando mis hijos eran pequeños, nos lo había regalado mi tío Angel, que los criaba. Tenía muchísimos a pesar del descontento de mi tía Anita que se cabreaba siempre que los tenía que limpiar.
Canuto cantaba de maravilla. Era la envidia del vecindario. Hacía como los perritos, nos jaleaba cuando llegábamos, respondía con sus trinos a los gritos y risas de los niños. Cuando cambiaba la pluma se ponía triste y nosotros lo cuidábamos mucho. Le dábamos la medicación que mandaba el veterinario... en fin, en aquellos tiempos eramos cinco animales en casa.
Colgábamos la jaula en un gancho de la terraza y Canuto picoteaba la pared. Poco a poco fue haciendo el dibujo de la jaula como ahora se puede ver al lado de la mimosa.
Sin que nos diéramos cuenta, Canut0, dejó su marca en la pared y en nuestras vidas...
Cuscús rápido de cordero
Hace 2 semanas
1 comentaris:
A ver si la cuidas mucho y se hace grande y mimosa para que me regales un hijito de la planta y sembrarla en el jardín en tu honor.
Me he reido con la historia de Canuto, el muy pájaro, como iba marcan do territorio, como los perritos.
Un besote
Publicar un comentario